La zona de intervención se encuentra situada en un solar límite de la población de Alomartes, frente a la Sierra de Parapanda.
El lugar como pieza argumentativa en la caracterización de un proyecto no se manifiesta en este caso en aspectos formales, sino que se propone una reflexión en torno a la reinterpretación de elementos de la arquitectura vernácula reciente nacida estrictamente de la necesidad, sin ningún recurso plástico ni compositivo, elaborada con materiales de baja calidad a base de soluciones constructivas inacabadas, generando un paisaje semiurbano heterodoxo y caótico que sí tiene cierto interés como imagen de conjunto desprovista de accesorios y alardes.
A partir de aquí la idea de proyecto consiste en rescatar el elemento protagonista de este paisaje urbano descrito, la tapia, no sólo como elemento constructivo que delimita un recinto, divide distintas propiedades o el espacio público del privado; sino también como recurso conceptual y compositivo configurador del hecho arquitectónico. Así la vivienda proyectada para Patri y Andrés está asomada por encima de la tapia protegiéndose de un entorno degradado, mientras busca sobre esta el paisaje lejano en la falda de la Sierra de Parapanda.
A partir de aquí la idea de proyecto consiste en rescatar el elemento protagonista de este paisaje urbano descrito, la tapia, no sólo como elemento constructivo que delimita un recinto, divide distintas propiedades o el espacio público del privado; sino también como recurso conceptual y compositivo configurador del hecho arquitectónico. Así la vivienda proyectada para Patri y Andrés está asomada por encima de la tapia protegiéndose de un entorno degradado, mientras busca sobre esta el paisaje lejano en la falda de la Sierra de Parapanda.
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